MI COMPROMISO: PINTAR SIEMPRE LO QUE ME GUSTE
(RESPUESTA A “PALMERAL”)
Querido Ramón. Aunque no soy artillero, se cuando los tiros vienen a por mí. Si además de eso sabes que me gusta polemizar contigo, está claro que sabías que te iba a contestar. Y te contesto en la línea que ya conoces: defendiendo mis ideas y sin acritud.
Se dice que “entre calé y calé no vale la buenaventura”. Obvia decir que entre nosotros nos conocemos y sabemos de qué pie cojeamos uno y otro. Tu estas por la modernidad, no porque te guste más o menos, sino porque piensas que en el panorama pictórico de hoy en día, si no vas de progre no te comes una rosca, entre los que parten el bacalao de las subvenciones (los políticos) y de los críticos que los engañan para venderle la pintura de los galeristas que les dan de comer. Esto es así, lo puedes ver en las pocas revistas culturales que publican crítica artística. Cada crítico habla solo de los pintores “de su cuadra”, los demás no les interesan. Y naturalmente los ponen por las nubes. Para eso le pagan y por eso es tan difícil, yo diría que imposible, que quien hace un tipo de pintura que a los galeristas no le interesa, porque al posible comprador le entra por la vista y así no lo puede engañar, entre en los llamados circuitos del Arte Moderno. Solo lo puede engañar si con su verborrea logran convencerles de que lo que se ve no vale, aunque te guste, y de que lo que vale es lo que no se ve aunque no te guste, pero que ellos interpretan para el cliente. Muchos se dejan convencer. Sobre todo si el pintor “de la cuadra” figura en los libros de Arte, que el propio galeristas edita. Recuerdo que el inventor de esto o el introductor de la idea en España, era Ministro de Defensa en el Gobierno de Suarez. Almacenaba cantidades ingentes de la obra del pintor que patrocinaba en exclusiva y luego lanzaba por medio de una Editorial propia, pero camuflada como ajena, un libro que hablaba de ese pintor de forma casi hagiográfica. El posible cliente, a ver en los libros la pintura del pintor que vendía la Galeria, lo daba por bueno y compraba lo que no le gustaba, “porque se iba a revalorizar pronto”. Y allí estaba “el tonto útil” veinte años esperando que la obra que colgaba en sus paredes sin gustarle, se revalorizara. Normalmente esto no ocurría nada mas que en contados casos, y no me pongas el de Picasso, que ese ya me lo sé.
Desde luego de esa clase de críticos, yo no soy. Y quizá de ninguna, pues no me dedico a ello. Yo alabo a los pintores “de mi cuadra” (la Asociación de Artistas Alicantinos) por el solo hecho de la amistad y para estimularlos para que siendo ellos mismos, sean cada vez mejores en lo suyo. Sean modernos o mediopensionistas. Pero lo que no puedo decirles es que pinten lo que no les gusta, para que los consideren modernos. Ya se decantaran hacia donde el gusto y sus posibilidades técnicas le lleven. Eso te ha ocurrido a ti y a mí. Yo me he ido al siglo XIX pero hago lo que quiero y me gusta, y tú te has ido a la modernidad. Me parece bien, si lo que haces está bien y creo sinceramente que lo está; pero si lo que haces no te gusta y solo lo haces para ser o parecer modernos, te estás engañando a ti mismo y así no se puede engañar a los demás: a esos “ignorantes” que se pone ante un cuadro y solo ven lo que les entra por los ojos, sin que necesiten al autor para que le explique lo que está viendo o lo que tienen que sentir…
El Arte le debe hablar al espectador de los valores supremos del Arte en sí: la belleza y el sentimiento, entre otras muchas cosas. Pero de “la lucha por un ideal de paz, no violencia, no guerras”, que tú dices, explícame como se come eso, en las manchas, líneas y garabatos, de “los modernos” a los que tu admiras tanto. A mí nunca me puede hacer sentir nada, una línea o una mancha de color sin forma alguna. Los Rothko y compañía son el fruto de los lanzamientos comerciales de los americanos, un ejemplo de los cuales tenemos estos días por aquí. Pero solo eso. Y si para estar “con los tiempos en que vivo y respiro”, me tiene que gustar por decreto de “progre” ese tipo de pintura, apago y me voy. Yo no soy ni quiero ser de esa guerra.
Velázquez pinto en su tiempo, pero venia de algún sitio. El Arte Moderno, el deshumanizado, ya sabemos de dónde viene: de los pintores que lo basan todo en la originalidad de lo casual, que no tiene nada suyo, solo la elección de lo que por casualidad les ha salido, porque sin tener la base han nacido “genios” por la gracia de “dos”: el galerista y el crítico comprado.
Carlos Bermejo