(Salón de Otoño)
(Franchi, Palmeral, Juan Gamboa)
“—Callad, Sancho —dijo don Quijote—, y no interrumpáis al señor bachiller, a quien suplico pase adelante …” Y hago referencia a esta frase de nuestros universales personajes vivos más que literatos, simplemente, para hacer mención que a veces es mejor callar y dejar habla a los bachilleres. Bachilleres hubo en la inauguración del Salón de Otoño (60 artistas 1º Tanda) de la Asociación de Artistas Alicantinos, de la que me siento cada vez más orgulloso. Ayer sentí por las piernas, que no es frecuente en mí, un cosquilleo de satisfacción cuando vi tan alta presentación cercana más a los cielos sorollescos que a la tierra pura y dura de la vida mística. Menos mal qye me dio por ir, sino me pierdo el acontecimiento de año.
Salón de Ortoño que patrocina la Diputación de Alicante, y al acto acudieron, como se esperaba Padro Romero Diputado de Cultura, Lola Peña Asesora de Cultura y su equipo. Los cuales recibieron memorables placas de agradecimiento, pues si no fuera por el interés de las instituciones alicantinas, esta asociación no hubiera llegado a tener tantos laureles y reconocimientos.
Esta Asociación de Artistas con cerca de 260 socios es una de más importantes de España. Y así lo reconoce nuestro diputado de Cultura. Y es una de más importantes porque tiene un equipo presidencial (Juan Antonio Poblador, Carlos Bermejo, Vicente Pérez, Mercedes Galindo y las dos secretarias) que trabaja y sabe hacerlo con una gran dignidad y alturas. En estas fechas también coincide que “los nuestros” están en el Centro Municipal de las Artes, organizada por al Ayuntamiento, cuya alcaldesa Sonia Castedo y su diputado Miguel Valor, también han sabido apoyarnos.
Ayer no cabía un alma en la sala, mucho público estaba fuera en la plaza de los “maricos”, por allí andaba Manuel Calabug hablando con Rossendo Franch, Franchi con su cámara de foto y Julio Escribano, Estela el incombustible, que trajo un retrato de Miguel Hernández, Antonio Roca y sus famosos pirograbados sin su Maribel Sansano, Juan Gamboa con Sebastían y su pintura naif, Roser Caballé, las dos Cristinas (Ruera y Francés), Carmen Rubio y Ana Rubio (ceramista), Palmeral, Rafael Ferri, Luri, Gerada con Pedro Ortiz , Carmen Garis, Maryla Dabrowska, Mbelssen, Mercedes Seara, Maria Rosa Azorín… y no sé cuantos artistas más.
Es decir había tantos artitas por metro cuadrado que aquello parecía el Frente de Levantes. Y es en estos actos, de tanta altura, tan perfectos, y remate de un aperitivo (siempre abundantes) tan bien hechos que todo el trabajo de detrás no se ve, y es aquí como decía “Azorín”, donde está el verdadero arte “en que no se vea el artificio ni el esfuerzo”. Todo parece tan perfecto que no sé ve el trabajo de detrás, aquí reside la ciencia de muchas cosas de la vida. Los que están detrás son los que apuntalan la obra para que el bastidor del cuadro, de este perfecto cuadro del salón de Otoño (1º tanda) no se note: los artistas con sus esperanzadas obras puestos en fila en la cola de los inmortales.
Nos os pedáis esta exposición.
Palmeral.