1949: un joven enclenque de pelo rubio llega a Nueva York, con las únicas credenciales de un cierto talento artístico (como tantos otros). 1987: muere Andy Warhol, convertido ya en un mito de la Historia del Arte que se perpetuará en sus anales. ¿Qué es lo que sucedió en esos casi cuarenta años? Llegar a convertirse en el icono de un movimiento es un proceso, no siempre fácil, que cuenta con sus propias reglas, entre las que el talento y la sensibilidad no tienen por qué ocupar los primeros puestos (sin desmerecer a Warhol).
Ingredientes básicos del mito
►Quizá uno de los primeros pasos a considerar es el movimiento: pocos artistas han llegado a alcanzar un puesto dentro del arte sin la promoción de su trabajo. Promoción entendida de muy diversas formas según la época de la que hablemos: aprendizaje con maestros, encargos posteriores y fundación de un taller, más mecenazgo, en época gremial; idéntico sistema inicial y aceptación del patronazgo individual, durante los siglos inmediatamente posteriores; asociacionismo en base a un concepto en la época de los salones y la crítica de arte; divulgación pública, mass media y marchantes en nuestra contemporaneidad. Lo cierto es que difícilmente puede conocerse una obra si no se da a conocer, a cuanta más gente, mejor. No siempre es preciso, sin embargo, que sea el propio autor el promotor: ¿qué hubiera pasado con un introvertido y poco apreciado Van Gogh si los expresionistas posteriores no hubieran reparado en su obra? Probablemente hoy día su nombre no se encontraría en libros de texto del mundo entero.
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