("La Ginoide": Óleo del pintor alicantino Ramón Palmera, 2025)
Para Nueva Tribuna de Madrid
La liberación de la mujer en el contexto democrático contemporáneo
La verdadera liberación de la mujer no se alcanza a través de discursos vacíos ni de concesiones simbólicas, sino mediante su inserción activa y decidida en los espacios productivos, formativos y de representación social. En este sentido, el trabajo remunerado ocupa un lugar central: proporciona autonomía económica, rompe con las relaciones de dependencia históricamente impuestas y permite a la mujer tomar decisiones sobre su vida, su tiempo y su cuerpo.
Junto al trabajo, la formación profesional y universitaria es otro pilar esencial. La educación no solo brinda conocimientos técnicos, sino que fortalece la autoestima, desarrolla el pensamiento crítico y abre puertas a oportunidades que tradicionalmente les fueron negadas. Al acceder a carreras y oficios, las mujeres desafían los roles de género impuestos y construyen una identidad individual y colectiva basada en la competencia y la capacidad.
La participación en sindicatos, agrupaciones feministas y colectivos de presión mediática constituye otra vía fundamental para la emancipación. Estos espacios permiten visibilizar problemáticas específicas —como la brecha salarial, el acoso laboral o la violencia de género— y luchar por soluciones concretas. La protesta, el activismo y la producción de contenido crítico en medios contribuyen a transformar la percepción pública de las mujeres y a reclamar su derecho a ser escuchadas y respetadas.
En las democracias modernas, esta es la única vía legítima y eficaz de liberación: la organización, la formación, el trabajo y la lucha colectiva. No basta con una igualdad formal en las leyes si no se traduce en una igualdad sustantiva en los hechos.
Sin embargo, la mujer aún carga con un “marchamo de informalidad”, una marca simbólica que cuestiona su seriedad, su compromiso y su capacidad, tanto en el ámbito laboral como en el personal. Esta percepción se traduce en excusas para excluirlas, en menosprecios velados y en techos de cristal difíciles de romper. Por ello, la lucha por la igualdad no termina en el acceso: debe continuar en el reconocimiento pleno del valor de las mujeres en todos los espacios.
Romper con estos estigmas exige constancia, seriedad y una acción sostenida. Solo así la mujer podrá liberarse de las cadenas invisibles que aún la atan y conquistar el lugar que le corresponde por derecho propio. Uno de los avances más significativos ha sido el incorporación de la mujer a la política, en el Ejército y en las Fuerza y Cuerpos de Seguridad del Estado, Autonómicos y Policías Locales.
Ramón Palmeral, pintor y creador del cuadro "La Ginode"