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Los errores siempre se pagas en dólares
La política de la amenaza de aranceles impulsada por Donald Trump ha demostrado ser un arma de doble filo, perjudicando no solo a sus adversarios comerciales, sino también a la propia economía estadounidense. Esta estrategia ha llevado a una notable inestabilidad en los mercados, con las Bolsas americanas perdiendo millones de dólares en cuestión de semanas. La visión de Trump sobre el comercio parece anquilosada en el pasado, lejos de la dinámica competitiva y global que define el escenario económico actual. Ahora, en un contexto donde enfrenta serios desafíos, ha optado por culpar a la izquierda de los problemas que aquejan a la nación.Un ejemplo es el duro giro de Trump contra Canadá y México y su amenaza de aranceles del 25% que impuso la semana pasada –luego los congeló durante un mes–, así como aranceles recíprocos que atraparán a otros amigos de EE.UU. en su red de arrastre a principios de abril. (Hoy día no se puede ir de matón de barrio). La credibilidad de Trump en el mundo financiero en cero. Lo que dice hoy no vale para mañana, porque en privado y sin canaras lo cambia.
Las mentiras de la campaña electoral
Desde su campaña, Trump nunca advirtió a sus votantes de derechas (republicanos) sobre la posibilidad de una recesión como consecuencia de su enfoque económico erróneo. Su negativa a descartar una contracción económica en dos ocasiones recientes ha generado un desplome bursátil que afecta directamente los fondos de jubilación de millones de estadounidenses. La caída del 9% en el índice S&P en menos de un mes no solo refleja el impacto de sus políticas, sino también la incertidumbre global que su gobierno ha provocado.
El actual mandato de Trump se caracteriza por la inestabilidad y la incertidumbre sobre su próximo movimiento. Ha desafiado las normas establecidas sobre ayuda exterior, comercio y política económica, desatando guerras comerciales incluso con los vecinos más cercanos de Estados Unidos. Además, ha realizado despidos masivos en la administración pública y ha debilitado relaciones estratégicas, como la histórica alianza con Ucrania, erosionando un vínculo de confianza construido a lo largo de 80 años.
Confianza del consumidor se está debilitando
El propio Trump ha reconocido, en un discurso reciente, que "no hemos hecho más que empezar" [para autoliquidarnos] . Esto sugiere que las turbulencias económicas pueden intensificarse en el futuro. Sus seguidores valoran su estilo disruptivo y su capacidad de desafiar el statu quo, pero la confianza del consumidor se está debilitando, el ritmo de contratación se desacelera y el temor a una recesión sigue en aumento. En este contexto, la economía estadounidense necesita estabilidad, no más incertidumbre generada desde la Casa Blanca. Muchos estadounidenses están saliendo hacia otros países y sobre todo a España por su buen clima y seguridad ciudadana. Un país sin armas. Inerme, desarmado.
En una entrevista con Fox News, el presidente mostró una inusual falta de seguridad cuando se le preguntó sobre la posibilidad de una recesión. Su respuesta evasiva y poco categórica contrastó con la imagen de certeza inquebrantable que suele proyectar. Más preocupante aún fue su aparente aceptación de que sus políticas podrían generar una "transición" económica dolorosa. Esto implica que está dispuesto a que los ciudadanos soporten mayores dificultades económicas en el corto plazo, a pesar del ya elevado costo de vida que enfrentan.
En definitiva, la política económica de Trump, basada en la confrontación y la incertidumbre, está teniendo consecuencias directas sobre la estabilidad financiera de Estados Unidos. Si bien su enfoque le ha valido el respaldo de un sector de la población que valora su carácter disruptivo, el impacto negativo sobre la economía podría terminar minando su apoyo. La historia ha demostrado que los mercados y los ciudadanos no reaccionan bien ante la incertidumbre, y el liderazgo de Trump parece estar alimentándola en lugar de mitigarla.
El Señor de los Anillos ni es economista ni es un elegido por Dios.
El primero en dimitir de la Casa Blanca va a ser Elon Musk, (el Chico de Oro) que ha perdido 140.000 millones de dólares Y su coche Tesla eléctrico va a quedar aparcado en el planeta Marte.
Ramón Palmeral
Delay-Telegram de Alicante
11-03-2005
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