ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

lunes, 17 de febrero de 2025

Lola Mollá Soler, entrevistada por Toni Cabot para Información

 

Lola Mollá. Honor a las Betty's Girls

Ilustración de Matylda Zdeba (facultad de bellas artes de la UMH)

Ilustración de Matylda Zdeba (facultad de bellas artes de la UMH)

Toni Cabot

Toni Cabot

Profesora y diputada

El recuerdo de la imagen de su madre manteniendo permanentemente la sonrisa al frente de la frutería, sin reparar en los dolores de espalda originados por el continuo subir y bajar de aquellas escaleras que separaban el negocio de la vivienda en la vieja calle Sagasta (hoy San Francisco o de las Setas), sirve para confirmar que la buena onda también se cobija en el ADN. Tal deducción insiste en hacer acto de presencia al repasar la trayectoria de Lola Mollá, maestra de centenares de alicantinos que años después de su paso por el Instituto de Babel y por el Jorge Juan siguen encandilados por la dulzura y trato de esta profesora jubilada, a la que no le queda otra que detenerse a cada paso cuando camina por Alicante para conversar y devolver el saludo de tanto alumno que la sigue venerando.

Hija de la nuciera Pepica Soler y del alfasino Adolfo Mollá, Lola espabiló pronto compaginando estudios con trabajo para ayudar en casa. Su padre cambió la frutería de Sagasta por un puesto de charcutería en el Mercado Central, y su madre nunca dejó de insistir en que estudiara para labrar un futuro mejor. Así que Lola, tras pasar por el Colegio Salesianas bajo la tutela de Sor Asunción Sierra, superar el bachiller en la modalidad libre y cursar el Preuniversitario en el Instituto el año que construyeron un tabique para separar hombres de mujeres -lo que dio pie a la construcción del Miguel Hernández- decidió entrar en la facultad de Filosofía y Letras en Valencia para especializarse en Filología Moderna y materializar su amor por los idiomas. Una vez licenciada, hizo las maletas para perfeccionar el francés como profesora de español en L'Ecole Normale de la localidad francesa de Agen.

Esta primera aventura profesional llegó unos meses después del mayo del 68 en Francia, así que su particular episodio en el país vecino coincidió con estudiantes desencantados que, influenciados por la revolucionaria ola parisina, entraron en su aula con la desobediencia, la indisciplina y el desacato por bandera, más si cabe cuando la autoridad en aquellas clases de español corría a cargo de una joven e inexperta maestra procedente de una nación que miraban por encima del hombro. El choque, no obstante, tuvo final feliz. Frente al irreverente comportamiento general, Lola amagó con abandonar sus clases, amenaza que hizo efecto y derivó en un rotundo cambio de actitud del alumnado hasta el punto de crear un ambiente de complicidad que se selló con la asistencia de todos a un concierto en Burdeos de Paco Ibáñez.

La escala francesa dio paso a la primera gran etapa de la maestra alicantina con su ingreso en el Instituto de Babel (hoy Figueras Pacheco), primer centro de bachiller mixto de Alicante, inaugurado sobre un descampado en aquel 1970 y desde cuya primera planta se veía el mar.

Su entrada en Babel, en calidad de PNN (profesores no numerarios que asumían carga docente en contratos temporales, con sueldos ínfimos, desconocimiento de la antigüedad, falta de seguridad social completa, etcétera), quedó enriquecida por una generación de maestras identificada como las «Betty's Girls», las chicas de Beatriz Inés, primera directora del centro que reunió un claustro formado mayoritariamente por mujeres que marcaron época ( Emilia Gómez, Ana Amelia Rodríguez, Teresa Canet, Florita Rodríguez, Ana Anta, Juana Serna, Mercedes Fernández, Carmen y Prudencia Cantalapiedra...). Con aquella generación al mando, el instituto pasó en un año de quinientos a mil quinientos alumnos, marcando una etapa que muchos de aquellos estudiantes recuerdan como «una ventana de aire fresco que nos abrió los ojos al mundo».

En aquellos días, con Beatriz Inés liderando el frente contra las arbitrariedades del sistema franquista, se inició una lucha por la reforma de la enseñanza cambiando el modo de entender la Educación a base de querer al alumno y creer en él. Decenas de ellos, que llegaron a Babel desplazados por el Jorge Juan y el Femenino, rebotados y mal considerados en sus centros anteriores, firmaron esa nueva etapa con honores de excelencia tras recuperar la autoestima y deseos de saber bajo el paraguas de las Betty's Girls, aquel grupo de «rojas y valientes», definición de Nisio, marido de Beatriz Inés.

Lola Mollá decidió seguir los pasos de Betty cuando la directora finalizó la comisión de servicio en Babel. Su siguiente destino fue la Escuela de Idiomas de Alicante, que empezó a funcionar en el curso escolar 1973-74. En ese periodo regresó a Valencia para realizar el doctorado y ejerció como docente en la Escuela de Idiomas valenciana y en la Facultad de Letras. Cumplido el breve paréntesis, aprobó las oposiciones e ingresó en el Instituto La Asunción de Elche, desde donde pasó, en el curso escolar 1979-80, al Jorge Juan, el otro centro que marcaría su vida y donde acabó siendo directora.

Al IB Jorge Juan le dedicó gran parte de su vida, poniendo especial empeño en dar visibilidad al patrimonio que se ha ido acumulando en el centro, misión que todavía sigue siendo su asignatura pendiente. En este punto, suele nombrar a Daniel Jiménez de Cisneros, profesor y director del Instituto hace más de 100 años, que ya en su época se quejaba de que todo el material que iba acumulando en el centro no tuviera un lugar digno donde exponerse. «Y ahí sigue en el centro, tan calladito como siempre», suele recordar.

Su carrera docente solo encontró un breve paréntesis con su paso a la política como diputada en Las Cortes por el PSOE tras las elecciones del 99. La insistencia de Joan Romero y, posteriormente, el apoyo de Antonio Asunción, le llevaron a Valencia durante cuatro años, legislatura que cumplió en la comisión de Educación y Política Social, desde donde inició la batalla contra las aulas prefabricadas de ínfima calidad.

Cumplido el ciclo político, regresó como profesora a su Jorge Juan, donde pronto fue elegida para colocarse al frente del Consejo Escolar hasta su jubilación en 2008.

Hoy, acumula premios como el Maisonnave y el Miquel Grau, presenta libros y disfruta de sus nietos, Laia, Júlia y Pau, junto a su marido Pepe Juan, de quien se enamoró en Polop durante la presentación de un libro sobre Gabriel Miró escrito por el que sería su suegro, Joaquín Fuster, destacado político alicantino, clave en la fundación de las agrupaciones locales del PSOE y de la UGT, y uno de los primeros firmantes de la Constitución Española. Y, por supuesto, Lola sigue paseando por Alicante, levantando la vista por Marvá para adivinar el esplendoroso edificio que marcó su vida, que se asoma tras la monumental escalinata, y por donde se cruza con esa multitud de exalumnos que, al reparar en su presencia, encuentran el sonriente rostro de siempre acompañado de la misma exclamación: «Com estás, bonic@?».