(Un político después naufragar el barco de su gobierno, creado por IA)
Si el PSOE da portazo a la iniciativa de Junts para forzar a Pedro Sánchez a presentar una cuestión de confianza, el Gobierno puede estar firmando su condena de muerte.
De hecho, la propia cuestión de confianza fue presentada por Puigdemont como una vía de presión al Gobierno por los incumplimientos en el traspaso de las competencias de inmigración y el uso del catalán en las instituciones europeas. También servía a los posconvergentes como mecanismo de presión para este inicio de año marcado por la negociación de los Presupuestos.
Sin embargo, con el «no» del PSOE las relaciones con Junts van a entrar en una nueva fase que harán inviable acordar nada: de hecho, lo más previsible es que los de Puigdemont voten contra los tres decretos que se votan en el Congreso el próximo miércoles (22 de enero). En dos de ellos, lo anticipan como seguro.
En este sentido, con este golpe del PSOE y Sumar a Junts, la carpeta de la vivienda servirá como ensayo en los próximos meses de una eventual alianza entre Junts y PP. Lo cierto es que cada vez quedan menos obstáculos para que los de Alberto Núñez Feijóo tomen la iniciativa para derribar a un Gobierno que está acorralado por la corrupción y debilitado parlamentariamente. Si Vox ya ha despejado el camino para apoyar una moción con Junts, los de Puigdemont van dando señales claras de acercamiento a un PP con el que coinciden en muchos asuntos de carácter ideológico. No obstante, de momento, en público, el discurso oficial de los dirigentes de Junts pasa por cerrar la puerta a un posible apoyo a una moción de censura.