Todo Manuel de Resistencia tiene sus límites. 4 o 5 señales de Stop, que nos puede pasar)
La situación política actual en España está marcada por un evidente estancamiento. El Gobierno de Pedro Sánchez enfrenta una parálisis que afecta no solo su capacidad de implementar su agenda legislativa, sino también su relación con los socios que sostienen la coalición. Este bloqueo, sumado a la derrota sufrida por el Ejecutivo en la votación del decreto ómnibus, refleja la dificultad de compatibilizar las exigencias de sus aliados a izquierda y derecha.
El "botón de la dignidad" y el tablero político
En este contexto, Sánchez se perfila como el único con la capacidad de alterar significativamente el panorama político mediante la convocatoria de elecciones anticipadas. Sin embargo, fuentes del Ejecutivo descartan esta opción por ahora, insistiendo en la estrategia de resistencia, aunque esta se enfrenta a crecientes críticas internas. En el PSOE, voces relevantes comienzan a cuestionar si la permanencia en el poder a toda costa es sostenible o compatible con una gestión efectiva. Algunos líderes regionales, como Emiliano García-Page, han llegado a calificar de "humillante" la dependencia del apoyo de Junts, especialmente en un momento en el que la relación con Carles Puigdemont se encuentra en un punto crítico. Cuando más tiempo pase mas difícil sera recuperar al PSOE.
Un callejón sin salida
El Gobierno se encuentra atrapado en una situación que varios miembros del partido describen como un "callejón sin salida". La fragilidad de la coalición se agrava por la sensación de que la agenda legislativa está a merced del estado de ánimo de Junts, cuya postura es percibida como impredecible y condicionada por intereses propios. A pesar de esto, Moncloa no parece dispuesta a adoptar medidas contundentes para revertir el bloqueo, como un Consejo de Ministros extraordinario que permita aprobar medidas urgentes. En cambio, el Ejecutivo parece apostar por una estrategia de desgaste político, centrada en culpar al PP y a Junts de los perjuicios sociales derivados de sus decisiones.
La estrategia del Gobierno: regate corto y confrontación
En lugar de buscar soluciones inmediatas para paliar los efectos negativos de las recientes derrotas legislativas, el Gobierno ha optado por una táctica de confrontación. Desde Moncloa, la narrativa se centra en acusar al PP de hacer una "oposición destructiva", responsabilizándolo de generar un "dolor social" que afecta a los ciudadanos. Sin embargo, esta estrategia no oculta las tensiones internas ni el malestar de sectores del PSOE que ven con preocupación la deriva del Ejecutivo.
La decisión de Sánchez de no activar medidas inmediatas, como la convocatoria de elecciones o la adopción de iniciativas legislativas urgentes, parece priorizar la lucha partidista sobre el beneficio a los ciudadanos. Esta estrategia implica, entre otras cosas, dejar que los efectos del bloqueo legislativo se perciban como responsabilidad del PP y Junts, con la esperanza de que el descontento social se traduzca en un castigo político para estos actores.
Un Gobierno al límite
El clima de frustración y enfado en el seno del Ejecutivo y del PSOE pone en evidencia la magnitud del desafío que enfrenta Sánchez. Con una coalición tambaleante y una oposición cada vez más crítica, el tiempo parece jugar en contra del Gobierno. Aunque la resistencia sigue siendo su principal estrategia, la creciente sensación de parálisis y el malestar interno sugieren que el margen de maniobra se reduce día a día. En última instancia, la capacidad de Sánchez para romper este bloqueo dependerá de decisiones que, por el momento, parecen postergadas en favor de la confrontación política.
Cuando Sánchez ganó la elecciones pasadas por la apisonadora de Junt, Feijóo le dijo: "Cuando le abandones los independentistas no venga a pedirme ayuda".