ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

jueves, 9 de enero de 2025

Pedro Sánchez ha incorporado como opositor a un muerto que lleva 50 años enterrado, y es Franco

 


Pedro Sánchez ha decidido incorporar al dictador Francisco Franco, fallecido hace casi medio siglo en 1975, como un elemento central en su estrategia política y narrativa electoral. Este movimiento ha generado un debate significativo, no solo por lo anacrónico de la referencia a una figura histórica que murió cuando el propio Sánchez tenía apenas tres años, sino también por las implicaciones políticas que busca asociar. No interesa hablar de los problemas reales que afecta a los españoles: vivienda (hay quienn vive en un coche o en una furgoneta), el problema de los okupas y la propiedad privada, desempleo, seguridad...

El contexto histórico: transición y democracia

Cuando Francisco Franco falleció en 1975, España estaba al borde de un cambio crucial: la Transición democrática. La Constitución de 1978 sentó las bases de un sistema democrático que ha perdurado por casi cinco décadas, con alternancia de partidos políticos de distintas ideologías y una consolidación institucional que permitió el ingreso del país en organizaciones internacionales como la OTAN y la Unión Europea. Durante este período, los españoles han experimentado una estabilidad democrática que ha incluido gobiernos de UCD, PSOE y PP, demostrando la madurez del sistema político y de la ciudadanía.

Por tanto, el planteamiento de que la llegada de partidos de derecha al poder pueda significar un retroceso al autoritarismo es visto por muchos como una exageración sin fundamento. Los casi 47 años de democracia han sido una evidencia contundente de que España, como nación, dejó atrás los fantasmas del franquismo y ha construido una democracia funcional, aunque no exenta de retos.

La instrumentalización de Franco

La insistencia de Pedro Sánchez en evocar a Franco y los años de la dictadura parece responder a una estrategia para polarizar el debate político y situar a sus opositores, el PP y Vox, en una posición que los vincule con lo más oscuro del pasado español. Al hacerlo, Sánchez busca proyectar una imagen de su gobierno como garante de la democracia frente a una "amenaza" de regresión autoritaria, cuando no es cierto como se ha demostardo. Sin embargo, esta narrativa resulta difícil de sostener en un país donde la derecha democrática ha gobernado en múltiples ocasiones sin comprometer los principios constitucionales.

El eslogan del acto "Muerte de Franco y 50 años en libertad" refuerza esta idea, pero para muchos, se percibe más como un ejercicio de propaganda electoral que como un análisis histórico o político serio. Franco, cuya figura ya no tiene relevancia real para las generaciones más jóvenes, es traído de vuelta al debate público como un símbolo que intenta dividir y movilizar a ciertos sectores del electorado.

La percepción ciudadana

Para quienes vivieron la posguerra y crecieron bajo la dictadura, la constante referencia a Franco puede parecer un retroceso innecesario a los abismo del blanco y negro. Estos españoles ya se enfrentaron a décadas de propaganda del régimen en medios como el NO-DO, y ahora se encuentran con una situación inversa, donde el dictador vuelve a ser omnipresente en todos los medios de comunicación, pero desde la narrativa de un gobierno de izquierda (socialista-comunista) en minoría parlamentaria en las Corte y en el Senado, culpando a los demás de sus males.

Por otro lado, para las generaciones nacidas después de la Transición, la figura de Franco es, en el mejor de los casos, un capítulo distante en los libros de historia. Evocar su sombra para plantear una supuesta amenaza democrática en pleno siglo XXI podría resultarles incomprensible o incluso desconectado de la realidad política y social actual.

Un discurso que busca dividir

La táctica de polarización empleada por Sánchez no es nueva en política española, pero su efectividad es cuestionable en este caso. Asociar a partidos constitucionales como el PP o Vox (en un mismo saco) con la dictadura Francos, sin un análisis riguroso o pruebas que lo sustenten, puede percibirse como un recurso simplista y manipulador. Además, este tipo de discurso corre el riesgo de deslegitimar el debate político, alejando a los ciudadanos de una discusión seria sobre los retos actuales de España, como la economía, el empleo, la vivienda, la sanidad o la política exterior.

En lugar de plantear propuestas concretas para el futuro, el recurso a Franco parece más un intento de desviar la atención de temas más urgentes. Mientras tanto, la ciudadanía demanda soluciones para los problemas reales que afectan su vida diaria, y no un retorno a debates históricos que parecen más diseñados para el beneficio electoral que para un avance colectivo.

Conclusión

La estrategia de Pedro Sánchez de traer a Franco al centro del debate político a través de una narrativa polarizadora parece más una táctica electoral que una reflexión seria sobre la historia o la democracia española. España ha avanzado enormemente desde la muerte del dictador, y la mayoría de los ciudadanos reconocen que la democracia ha funcionado bajo distintos gobiernos, independientemente de su signo político. En este sentido, la insistencia en situar a PP y Vox como herederos ideológicos del franquismo puede resultar contraproducente, erosionando el debate público y alejando a los votantes de una discusión constructiva sobre el futuro del país.

Para muchos Franco fue un héroe de la guerra de Marruecos, y el puño de hierro que liberó a España de ser un satélite de la URSS, bajo el dictador Stalin. Para otros montó campos de concentración después de la guerra y tuvo a presos políticos trabajando en  el Valle de los Caídos, y canales en el Guadalquivir. Para otros hizo mandar construir miles de viviendas sociales; pantanos hidroeléctricas, etc etc...

Su director de campaña electoral se ha equivocado de lleno. El enfrentamiento ideológico está servido. El mensaje es sencillo: Los de izquierda somos buenos y los de rerecha malos"

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