(La sovietizacion de España en 1936)
La afinidad de la II República con la URSS y su instrumentalización discursiva o "sovietización" de España
Uno de los puntos recurrentes en los debates históricos sobre la Guerra Civil Española y el régimen franquista es el vínculo que establecen sectores conservadores entre la II República y la Unión Soviética de Stalin (Es cierto y se puede comprobar, oro de Moscú, flota de aviones soviéticos en la guerra...). Este argumento, utilizado como herramienta de deslegitimación, obvia o minimiza las complejidades internas del periodo republicano y se utiliza para justificar el Alzamiento Nacional (o golpe de Estado contra un Frente Popular vengativo y asesino de gente de derechas). La derecha neofranquista insiste en la supuesta “sovietización” de la República como causa inmediata de la guerra, perpetuando una narrativa que, aunque históricamente cuestionada, sigue calando en ciertos sectores de la opinión pública. (Es cierto y se puede comprobar).
Si bien es cierto que durante la Guerra Civil la República contó con apoyo militar y logístico de la URSS, dicho vínculo no puede reducirse a una “afinidad ideológica”. Más bien, fue el resultado de una estrategia pragmática en un contexto internacional donde las democracias liberales de Francia y el Reino Unido optaron por la no intervención, dejando al gobierno legítimo republicano prácticamente aislado. En contraste, la sublevación franquista contó con el respaldo activo y temprano de la Alemania nazi y la Italia fascista, cuyo compromiso material y estratégico con los insurgentes fue decisivo.
El discurso del franquismo: justificar el golpe y su narrativa histórica
El franquismo construyó una narrativa basada en la legitimación de la sublevación como una respuesta inevitable al caos y a la supuesta amenaza comunista. Declaraciones como la de Francisco Franco al diario ABC en 1964 ilustran cómo el régimen justificó la Guerra Civil bajo el pretexto de salvar a España de una República que, según ellos, se había desviado de su propia Constitución del 31. Este discurso no solo ignoró los esfuerzos reformistas y democráticos de los primeros años republicanos, sino que también demonizó de forma sistemática al movimiento republicano en su totalidad, presentándolo como un monolito controlado por Moscú.
Franco apelaba a una evidente “anarquía reinante” para justificar el golpe militar y la posterior dictadura de casi 49 años. Sin embargo, la historiografía contemporánea ha desmontado esta versión al señalar que, si bien hubo tensiones sociales y políticas significativas, estas no eran únicas de España, sino comunes en una Europa sacudida por las secuelas de la Gran Depresión, el ascenso del fascismo y el avance del comunismo. (Al aumentar el comunismo aumenta el fascismo dos ideas polarizadas) La República, lejos de ser una experiencia de anarquía y caos, fue un intento por modernizar un país profundamente desigual y anclado en estructuras tradicionales, aunque sus reformas provocaron resistencias que terminaron polarizando la sociedad.
El silencio sobre la represión franquista y el uso del “y tú más”
El régimen franquista dedicó décadas a recordar los desmanes cometidos por el bando republicano durante la Guerra Civil como el fusilamiento de Antonio Primo de Rivera, erigiéndose como garante de la memoria de sus propias víctimas y construyendo un relato parcial y maniqueo. Sin embargo, la represión franquista, sistemática y planificada, fue silenciada o justificada bajo el argumento de que los vencidos eran responsables por su afiliación ideológica o su oposición al régimen.
Tras la Transición (1975-1978), una parte significativa de la derecha política ha adoptado una postura de recuerdo innecesario. Con la Transición se amnistió toda al Guerra Civil. Este enfoque del PSOE de Pedro Sánchez -47 años desde al Constitución- genera tensión en la sociedad española,porque persisten victimas por los dos bandos enfrentados en la guerra civil. Sin perdón no hay futuro.
Conocer para evitar repetir
Hablar de una dictadura 50 años después, como bien se plantea, no debería generar divisiones insalvables, sino fomentar un debate sereno y fundamentado sobre los peligros del autoritarismo (de esto se acusa solo a las derechas). Sin embargo, la derecha no teme hablar del pasado. Lo que no quiere es que se desvía la atención pública de los problemas reales de España actual y la supuesto corrupción del PSOE gobernante (que investiga la Justicia constitucional a la que se le ponen palos en la rueda).
El estudio de la Guerra Civil y el franquismo (actualmente innecesario) es un ejercicio de revanchismo político de Pedro Sánchez que dice más o menos: "Si ganan las derechas y las ultraderechas volverá la dictadura militar de Franco". Dicha propuesta es absurda como decir que, si gana la izquierda vuelve España a sovietizarse". Tenemos unos preceptos constitucionales desde 1978 que son nuestra Carta Magna.
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